Primeros ejemplares de Cotorra argentina en Alcala de Henares.
El otro día saliendo de prácticas,me sorprendí por la presencia en la facultad de cotorras aregentinas, animal que se ha convertido en un verdadero problema en muchas
ciudades españolas, como en Barcelona, la capital europea con mayor
número de ejemplares de esta ave -unas 2.500 viven en sus árboles-, cuya
colonia sigue creciendo a un ritmo de un 8% anual.
Aunque de apariencia simpática para los urbanitas por su llamativo plumaje verde y pico amarillo, la Miopsitta Monachus, además de muy ruidosa, es un animal invasor gran depredador de su entorno, que fue importado como animal de compañía.
Para edificar sus enormes nidos, llenos de recámaras y que pueden llegar a pesar hasta 150 kilos, destrozan sistemáticamente la vegetación para hacerse con ramas con que construirlos.
Ubicados en la parte alta de las copas, los nidos provocan por su peso graves daños en los árboles, muchas de cuyas ramas acaban venciendo, poniendo en peligro a los transeúntes.
Aunque
las palmeras son sus árboles favoritos, las cotorras no respetan
cipreses, pinos ni plátanos, pero tampoco farolas o torres de tendido
eléctrico, explica a la agencia Efe Joan Carles Senar, jefe de
investigación del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona, quien desde
hace una década dirige un equipo de seguimiento de estas aves, que se
encarga también de marcar con números estos ejemplares.
Antes de prohibirse su importación, las cotorras argentinas eran muy baratas
en comparación con los loros u otras especies. Muchas familias que
querían tener un animal exótico se decantaban por ellas sin pensar que
eran demasiado chillonas y podían resultar violentas.
Como resultado sus propietarios las acababan soltando y se expandieron
ayudadas por su capacidad para comer prácticamente de todo: dátiles,
hierba, las piñas de los pinos y cipreses, tomates, fruta y, sobre todo,
por su adaptación al pan, que ahora supone el 40% de su dieta.
Además, se nutren también de los cultivos de los huertos, donde son capaces de arrasar con toda la producción.
Se están tomando medidas para controlar la población y evitar que su número sea incontrolado con la eliminación directa de ejemplares de cotorras siendo un efectivo método a la hora de controlar el tamaño de la población y para
evitar su reproducción se utilizan sistemas de anticonceptivos o eliminación de sus
nidos.
Daniel Ibáñez Lorenzo
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