martes, 20 de noviembre de 2012

¿Por qué se oye el mar en las caracolas?


Es algo que se dice para embromar o encandilar a los niños pero, por supuesto, no es el mar el que suena ahí dentro.

Entonces… ¿qué es lo que se escucha?

Al igual que existe la luz blanca como mezcla de todos los colores, también existe el llamado ruido blanco como mezcla de todos los sonidos. Es el ruido ambiente que, aunque a veces no lo identifiquemos por estar compuesto por ondas de sonido de baja intensidad que normalmente no son registradas por nuestro oído, se encuentra a nuestro alrededor.

El sonido se propaga por medio de ondas y estas rebotan en los objetos (reflexión), asimismo varía su velocidad y su ángulo de incidencia al cambiar de medio de propagación (refracción).

En el interior de un objeto semicerrado —como por ejemplo un vaso— las ondas del sonido ambiente se reflejan y reflejan y unas se suman a otras en un fenómeno conocido como resonancia. También se produce una reberveración del sonido, es decir, que las ondas reflejadas llegan al oyente antes de la extinción de la onda directa. Todo ello amplifica el ruido blanco que nos recuerda el ruido blanco que produce el mar. Y si ya produce este efecto un simple vaso (con imaginación, eso sí) mucho más rico en matices resulta el producido por una caracola, con sus múltiples recovecos y su especial morfología.

De todas maneras este sonido es de una intensidad tan baja que es necesario acercar la caracola a la oreja para percibirlo. Nótese también que al acercar y alejar la caracola, las frecuencia sonoras varían pues también lo hacen los ángulos de incidencia de las ondas. También ocurre si cambiamos de caracola.

Se produce reverberación cuando las ondas reflejadas llegan al oyente antes de la extinción de la onda directa, es decir, en un tiempo menor que el de persistencia acústica del sonido. Este fenómeno es de suma importancia para las audiciones, ya que controlándolo adecuadamente se contribuye a mejorar las condiciones acústicas de los locales tales como teatros y salas de concierto.

Sergio Alonso Ruiz

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